Una vez, en medio de una sesión, alguien me dijo con la voz entrecortada: (es alguien que me autorizó para contar ésta anécdota):
«No sé si esto que tengo con mi pareja es amor o costumbre… pero me da miedo soltar.»
Y esa frase, tan simple y tan profunda, se quedó conmigo.Porque no es la única persona que la ha dicho.Muchas veces, sin darnos cuenta, sostenemos vínculos que ya no nos sostienen a nosotras.Los llevamos por inercia, por miedo a quedarnos solas, por no romper lo que nos enseñaron a “arreglar”.
Pero…Vincularnos no debería doler tanto.Ni debería exigirnos más de lo que nos da.
Una relación afectiva —de pareja, de amistad o de familia— puede ser ese refugio dónde descansar… o ese lugar que nos drena sin que lo notemos.Y ahí es donde entra esta idea que tanto trabajo en consulta:Los vínculos conscientes.Relaciones que elegimos. Que cuidamos. Que no dejamos en piloto automático.
¿Qué es un vínculo consciente?
Es una conexión que se construye con intención.Donde hay respeto, escucha, sinceridad.Donde puedo ser yo sin tener que disminuirme para encajar.
No se trata de que todo sea perfecto.Se trata de estar presentes.
Se trata de poder preguntarte con honestidad:— ¿Cómo me siento en este vínculo?— ¿Puedo decir lo que necesito?— ¿O me callo por miedo a molestar?
¿Por qué nos cuesta tanto construir relaciones sanas?
Porque muchas veces aprendimos a amar desde el miedo, desde la herida.Porque crecimos creyendo que el amor era sacrificio. Que había que aguantar. Que “si duele, es real”.
Y no.
También confundimos intensidad con intimidad.Rutina con estabilidad.Apego con amor.
Por eso, en terapia, este tema es recurrente.Y muy necesario.
Trabajo con:🔹 Personas que repiten relaciones que duelen, sin saber por qué.🔹 Mujeres que se pierden a sí mismas para sostener vínculos que ya no les hacen bien.🔹 Hombres que nunca aprendieron a nombrar lo que sienten.🔹 Jóvenes que viven el amor desde la urgencia y no desde el cuidado.
Entonces, ¿cómo se construyen vínculos más sanos?
Con práctica. Con valentía. Con ternura.Aquí te comparto algunas ideas que suelen surgir en consulta:
💬 Habla desde ti, no desde el juicio: “me sentí sola” pesa menos que “nunca estás”.🤝 Cuida la relación, pero no te descuides a ti: amar no debe implicar dejarte atrás.🧠 Ten esas conversaciones incómodas, pero necesarias: lo que se evita, se acumula.💛 Reconoce cuándo un vínculo dejó de ser un lugar seguro: soltar también es amor.🌱 Recuerda que el amor no viene a salvarte, sino a acompañarte: y eso basta.
¿Y si empezamos a relacionarnos desde la conciencia… y no desde la carencia?
Una relación sana no es la que nunca discute. Es la que se atreve a mirarse, a hablarse, a repararse.La que permite decir: “esto me duele”, “esto me gusta”, “esto ya no me funciona”.
Es la que no exige máscaras ni promesas eternas.Sino presencia, autenticidad y compromiso con el cuidado mutuo.
Mereces vínculos que te hagan bien
Vínculos donde no tengas que hacer malabares emocionales para sentirte suficiente.Vínculos donde puedas respirar tranquila.
Y todo empieza por ti.Por lo que te dices. Por lo que eliges. Por lo que permites.
No se trata de idealizar el amor.Se trata de habitarlo desde un lugar más consciente, más sano, más humano.
Y si algo en tu forma de vincularte te pesa, te confunde, te duele…Estoy aquí.Acompañarte en este proceso no solo es posible. Es necesario.Porque mereces relaciones que te hagan bien.No que te desgasten en silencio.